La primera revolución social del siglo XX se dio en México

noviembre 22, 2019

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Se conmemoran 109 años del inicio de la Revolución mexicana. Embajadora en Colombia la recuerda.

“Nadie sabe de lo que es capaz un pueblo que lucha por su libertad”.
Francisco I. Madero, ‘La sucesión presidencial de 1910’, 1908.

En la última parte del siglo XIX y primera del siglo XX, México vivió estabilidad política a costa de las libertades, y crecimiento económico, financiado en gran medida por inversiones de capital extranjero, a costa de la explotación de los trabajadores. Se concentraron el poder y la riqueza.

Fue la etapa de la dictadura de Porfirio Díaz, que gobernó el país durante más de tres décadas. En aras del progreso, el dictador reprimió todo tipo de disidencia, con el lema ‘poca política y mucha administración’, provocando el estallido revolucionario que cobró más de un millón y medio de vidas (1).

La oposición al régimen porfirista la inició el Partido Liberal, que le echó en cara el incumplimiento de las Leyes de Reforma que habían establecido el Estado laico desde mediados de siglo XIX. La falta de libertades políticas y la pobreza en que estaban sumidos obreros y campesinos llevaron a los editores del periódico de oposición, El Hijo del Ahuizote, a declarar que la Constitución había muerto. Recordaban lo dicho por Ponciano Arriaga en el Congreso Constituyente de 1857: “Toda constitución es letra muerta mientras el pueblo tiene hambre”.

En 1909, el Partido Nacional Antirreeleccionista retó electoralmente al dictador, que respondió con la persecución y la cárcel del candidato antirreeleccionista Francisco I. Madero. Al cerrarse las vías pacíficas, Madero llamó a la lucha armada para el 20 de noviembre de 1910.

La revolución maderista triunfó en seis meses y logró la renuncia de Díaz. Después de un interinato de cinco meses, Madero fue elegido presidente. Sin embargo, la contrarrevolución acabó con su gobierno democrático y con su vida, en el cuartelazo encabezado por el general Victoriano Huerta.

Venustiano Carranza, gobernador del estado de Coahuila, desconoció al usurpador y encabezó la segunda etapa de la Revolución mexicana, como jefe del ejército que llamó constitucionalista, por buscar restablecer el orden constitucional, roto por el golpe de Estado. Las fuerzas revolucionarias de los carrancistas, villistas y zapatistas lograron derrocar la dictadura militar de Huerta, después de un año y medio de encarnizadas batallas.

En busca del poder

Vino después la lucha por el poder entre los grupos revolucionarios. Los carrancistas triunfaron sobre los villistas y zapatistas, que se habían unido en la Soberana Convención de Aguascalientes, que desconoció la jefatura de Carranza.

El Primer Jefe del ejército constitucionalista controló la mayor parte del país, derrotando a sus opositores. Quitó sus banderas a los caudillos populares, al promulgar leyes para repartir la tierra, establecer el municipio libre y permitir la disolución del vínculo matrimonial para liberar a las mujeres, entre otras medidas.

Para restablecer el orden constitucional, convocó el Congreso Constituyente que se instaló el 21 de noviembre de 1916, con 219 diputados. En 66 sesiones a lo largo de 62 días, el Congreso aprobó la reforma de la Constitución de 1857, elaborando una nueva carta magna.

Todos los diputados constituyentes tenían una ideología liberal y una trayectoria probada dentro de las filas constitucionalistas. Sin embargo, se dividieron entre renovadores y jacobinos.

Los renovadores eran el grupo de diputados cercanos a Venustiano Carranza. Se los llamaba renovadores porque habían formado parte del bloque que en la XXVI Legislatura había apoyado el proyecto democrático de Francisco I. Madero, y fueron los que posteriormente redactaron el proyecto de reformas de la Constitución que presentó Carranza al Congreso.

Había otro grupo que era llamado el de los equilibristas, eran los diputados independientes, centristas, que a veces apoyaron a los jacobinos y otras veces a los renovadores.

El bloque jacobino fue el más numeroso y estaba encabezado por Francisco J. Múgica y Heriberto Jara. Ellos modificaron el proyecto de Carranza y le imprimieron un contenido social a la Constitución.

Los artículos más significativos fueron el tercero, que estableció la educación laica en todas las escuelas, incluyendo las particulares; el 27, que suprimió los latifundios, estableció el reparto agrario y reconoció la propiedad jurídica de las tierras de las comunidades indígenas.

Derechos laborales

Así mismo, el 123, que estableció los derechos laborales de los trabajadores: jornada laboral de 8 horas, prohibición del trabajo a menores de 12 años, salario mínimo, pago por tiempo extra, remuneración en dinero en efectivo, descanso semanal obligatorio, derecho de asociación sindical y de huelga, indemnización por accidentes en el trabajo; las mujeres trabajadoras embarazadas no tendrían trabajos pesados tres meses antes del parto y gozarían de un mes de licencia con goce de sueldo después de dar a luz.

Por su parte, el artículo 130 estableció la supremacía del Estado sobre las iglesias. Estos artículos convirtieron la Constitución mexicana en la más avanzada de su época en el mundo.

La Constitución Política de 1917 fue la culminación de la Revolución. Retomó íntegramente el capítulo de derechos y garantías individuales de la Constitución de 1857, así como la forma de gobierno republicano y federal, y la división de poderes.

La originalidad de la Constitución fue establecer la supremacía de los derechos de la sociedad sobre los del individuo, como se expresa en el Título VI, sobre el trabajo y la previsión social, así como en el artículo 27. En este último se establece que la nación es la propietaria original de la tierra, del subsuelo y de todos los recursos naturales.

El 5 de febrero de 1917, Venustiano Carranza promulgó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el Palacio Nacional de la ciudad de Querétaro, la cual sigue vigente, siendo una de las más antiguas de las constituciones en vigor.

El proceso revolucionario acabó con el régimen dictatorial y cambió las estructuras económica y social. En materia política estableció el sufragio efectivo y la no reelección; en materia económica suprimió los latifundios y los monopolios, y en materia social repartió la tierra y garantizó los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, y generó todo un movimiento cultural que recreó las raíces originarias del pueblo en las artes plásticas, del que es ejemplo el muralismo, además de la música y la literatura.

En el 109.º aniversario del inicio de la Revolución mexicana, primera revolución social del siglo XX, que trascendió sus fronteras convirtiéndose en un referente para los movimientos sociales y políticos en América Latina y otras latitudes del mundo, recordamos este hito de la historia mexicana. La historia siempre nos da luces para entender nuestro presente y actuar en él, es la gran maestra de la vida.

(1) La cifra original de 1’000.178 muertos viene de la diferencia entre los censos de 1910 y 1921. Estudios demográficos posteriores señalan nuevas cifras:

Manuel Gamio (1930): 2 millones de muertos.Gilberto Loyo (1935): 2 millones y medio de muertos.

Moisés González Navarro (1974): 1,9 millones. Andrew Collver (1965): entre 2,5 y 3,1 millones. Manuel Ordorica y José Luis Lezama (Conapo) (1993): 1,4 millones de muertos, 1,1 millones de nacimientos frustrados, 400.000 emigrados y medio millón en error censal, para un total de 3,4 millones de vidas afectadas por la revolución. Robert McCaa (2003): 2,1 millones de personas.

PATRICIA GALEANA HERRERA
Embajadora de México en Colombia

Disponible en linea

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