Museo de la Mujer, un reconocimiento histórico de género

octubre 2, 2020

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Gertrudis Bocanegra, Mariana Rodríguez del Toro, Margarita Chorné y Salazar, Dolores Jiménez y Muro son solo algunos nombres de mujeres poco conocidas en los libros de texto, en la historia de nuestro país. Su importancia en los grandes momentos de México ha sido invisible, pero participaron de forma activa al igual que las reconocidas Josefa Ortiz de Domínguez o Leona Vicario, fueron clave en la conformación de nuestra nación.

Una lista innumerable de mujeres y su acción histórica es la esencia y el corazón del Museo de la Mujer, una institución abrazada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y creada por la investigadora y catedrática de la Máxima Casa de Estudios, Patricia Galeana.

“Mostrar la discriminación que han sufrido las mujeres a través de la historia, para lograr su rechazo”, fue la enuncia que surgió de Galeana para crear este espacio, que alberga una casona vieja, pero reformada, de la época del Porfiriato, en la calle de Bolivia, en el centro histórico de la Ciudad de México y que contó con el respaldo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y de la II Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, así como de la Asociación de Artistas y de diferentes figuras del mundo de la cultura mexicana que llegaron a realizar donaciones de sus obras para ayudar a financiar este proyecto único en el país.

“Muchas personas creen que en el Museo de la Mujer se guardan cosas antiguas y no, este museo es, como definió uno de nuestros visitantes, un libro abierto para el pueblo. Es así como consideré que, si nosotros queremos cambiar una cultura discriminatoria, patriarcal, en la cual el hombre nace para mandar y la mujer para obedecer, tenemos que generar una nueva mentalidad. Aunque es difícil, se puede lograr si nosotros mostramos lo difícil que le ha sido a las mujeres ganar sus derechos; entonces podemos empezar a ver un cambio”, expresó Galeana.

El recorrido

Dentro de ocho pequeñas salas bien distribuidas y con uso de tecnología audiovisual, se van desplegando las entrañas del lugar; primero “La equidad, principio universal de armonía”, donde se explica la importancia de promover el respeto a los derechos humanos de las mujeres, visualizando el abuso y la violencia de género que forma parte de las estadísticas del país.

En la segunda sala, “Cosmovisión dual del México Antiguo”, se da a conocer la condición de la mujer en las culturas originarias, “la cosmovisión dual de los pueblos mesoamericanos que concebían al mundo en dos partes iguales para mantener el equilibrio del universo, la femenina y la masculina”, se describe; aunque en la práctica, las mujeres tenían menos derechos que los hombres.

Es en la sala “El marianismo novohispano” donde se presenta la vida de las mujeres en la etapa colonial novohispana, en la que ellas debían desarrollar su vida entre la familia y en Dios, así como la discriminación entendida socialmente entre las casas de mancebía y las casas de recogimiento, que tenían como principal objetivo que las mujeres imitaran a la Virgen María como modelo a seguir.

Olvido insurgente

La sala cuatro, “Mujeres Insurgentes”, presenta a las mujeres que participaron activamente en el proceso de construcción de México. La lucha de Independencia tuvo a figuras femeninas líderes, como el caso de las más reconocidas Josefa Ortiz de Domínguez y Leona Vicario, pero también Mariana Rodríguez del Toro, de ideología liberal, quien fue apresada por luchar por el movimiento, al igual que María Gertrudis, quien fue descubierta y fusilada, ya que no delató a las fuerzas insurgentes a las que pasaba información.

También destaca María Ignacia Rodríguez de Velasco, mejor conocida como “La Güera Rodríguez”. Fue una criolla que figuró en la sociedad colonial por su riqueza y por su belleza física. Es considerada un emblema, ya que mantuvo una relación amorosa con Agustín de Iturbide, quien fuera emperador de México; ella lo impulsó para que el movimiento insurgente se llevara a cabo.

Mujeres y educación

Pocos saben que Margarita Chorné y Salazar fue la primera mujer que recibió un título universitario en toda América Latina, y lo hizo como cirujana dentista y “sin proponérselo, fue la punta de lanza en la búsqueda de equidad profesional”, indicó la jefa del Departamento de Historia de la Facultad de Odontología de la UNAM, Martha Díaz de Kuri.

No se puede olvidar a la primera abogada de México, María Asunción Sandoval, quien fue parte de la primera generación de abogadas de la UNAM en 1898, y de las primeras que debió vencer dificultades para poder ejercer la profesión.

Cada sala de este museo refiere la importancia de las mujeres, de las luchas que han vencido y de las que no, pero que al final del día, suman al camino por la igualdad de derechos en todos los ámbitos. “La mejor palabra de aliento que tiene este museo, entre muchas otras, fue una frase de un visitante que nos dijo: soy obrero, tengo 54 años, y de veras, las mujeres la han tenido difícil. Por eso sé que estamos logrando el objetivo en el Museo de la Mujer”, concluyó Galeana.

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